En estos tiempos tan convulsos,llenos de cambios,de subidas y de bajadas como si de una montaña rusa se tratara,se nos hacen presentes distintos espejos que nos reflejan nuestros miedos.
Miedo a todo lo exterior: al otro,a la economía,a los conflictos sociales,etc… estamos continuamente anclados en la queja:! Todo está mal!.
No nos damos cuenta que realmente con quién no sabemos ” con- vivir” es con nosotros mismos, no miramos nuestro interior, nos da miedo evaluar nuestras creencias y valores para ver qué nos están queriendo decir; quizás sea el momento de levantar la alfombra y ver que se encuentra debajo.
Es un trabajo arduo y no todos estamos dispuestos a hacer ese reencuentro: ese paseo interno que necesita su secuencia,su ritmo,su espera.
Quizás queramos seguir anclados en estos cimientos que ya se antojan caducos pues nos dan seguridad manteniendo así nuestra zona de confort.
Vivir plenamente valorando y agradeciendo cada momento, buscar la fuerza y equilibrio en nuestro interior…es la única manera.
Mientras nuestro interior esté fuerte y seguro nada externo nos tambaleara.
Aprendamos a vivir en compañía de nosotros mismo. Es el mejor recurso.
Ana María Vidal Rivera
Maestra Rural
Percibo esta reflexión desde el profundo convencimiento de que es más que apropiada en lo que nos está tocando vivir. Por eones de tiempo llevamos asumiendo que la felicidad está fuera de nosotros y damos demasiado poder a las circunstancias externas para afectarnos y decidir si somos felices o desgraciados. Hemos huido, cerrado y clausurado nuestro mundo interior que, además, es el único auténtico y del que somos responsables. Sin embargo, nuestro es el poder de decidir cómo permitir que los acontecimientos externos nos afecten. Y ese poder, reconocido, rescatado y entrenado debidamente nos da la clave para superar ésta y cualquier situación de especial dificultad. La salida es hacia dentro…y la Vida, sabia maestra, nos está brindando la oportunidad de abrir esa puerta tanto tiempo cerrada.