Cáritas agradece todo el apoyo y compromiso recibido tras cumplirse un año del estado de alarma

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Cuando se cumple el aniversario de la declaración del estado de alarma a causa del impacto de la Covid-19 en nuestro país, Cáritas hace balance delos últimos doce meses a los graves efectos sociales de la pandemia y agradece la solidaridad. En una rueda de prensa en la que han intervenido Carmen Calzada, directora de Cáritas diocesana de Salamanca y José Mª Rodríguez, secretario general agradeciendo el compromiso y los múltiples gestos de solidaridad recibidos en el último año a través de la campaña ‘Buscamos Gente con Ángel’ y ‘Cada Gesto Cuenta’. Donde cada gesto recibido se ha transformado en esperanza para muchas personas y familias.




Desde que comenzó la crisis sanitaria y las restricciones a la movilidad, el empeoramiento en las condiciones de vida de la población se sintió muy rápidamente en nuestra diócesis; el año pasado acompañamos desde el servicio de acogida y atención primaria a 2.368 familias destinando 1.306.257€ para cubrir sus necesidades básicas (ayudas para alimentación, alquileres, suministros...)con un total de 5.536 ayudas.




En datos totales ofrecidos por Cáritas Española ayer: “esta crisis ha provocado que en torno a 500.000 personas hayan llamado por primera vez a las puertas de Cáritas o hayan acudido después de mucho tiempo sin necesitarlo. Durante esta crisis, una de cada tres personas es nueva o hacía más de un año que no acudía buscando ayuda. Un 26% de quienes han recurrido a Cáritas a causa de esta crisis lo hacenpor primera vez.” En Salamanca, son casi un 20% las personas que acuden por primera vez al recurso de acogida.




Algunos de los perfiles de las personas atendidas desde el recurso de acogida:




  • Familias y personas en situación de vulnerabilidad, que se enfrentan a situaciones como:
    • Dificultad para hacer frente al pago de la vivienda (alquiler, acceso a una vivienda o hipoteca).

    • Situaciones de desempleo y/o con algún miembro sujeto a ERTE sin percibir prestaciones, con motivo de la COVID-19.

    • Sufren o han sufrido enfermedad con motivo de la COVID-19 y se han visto afectadas por la reducción de ingresos.



  • Jóvenes con dificultad de incorporación al mercado laboral o con condiciones laborales deficitarias que se pueden ver incrementadas con motivo de la COVID-19.

  • Personas mayores que viven en régimen de alquiler y no llegan con sus pensiones y, aquellas que, con motivo de la COVID-19 han tomado un papel importante de apoyo a sus hijos al ser la única fuente segura de ingresos.

  • Inmigrantes y solicitantes de protección internacional:
    • por encontrarse en situación de desempleo con dificultades importantes de acceso a la Renta Garantizada de Ciudadanía.

    • aquellos que se encuentran en situación administrativa irregular y no tienen derecho a ayudas públicas ni optar a trabajos en economía sumergida que era su única fuente de ingresos.



  • Parados de larga duración que han agotado las prestaciones y subsidios por desempleo y no están cubiertos por otros tipos de prestaciones del sistema contributivo.

  • Empleadas de hogar:
    • en economía sumergida que, por la COVID-19, ha cesado su actividad laboral y no tienen opción a cobrar la prestación para empleadas de hogar;

    • empleadas con contrato cuidadoras de personas mayores que, por miedo a la situación de salud, han cesado o recortado su trabajo.



  • Personas en situación de desempleo o trabajadores fijos discontinuos que comienzan a trabajar en marzo o abril y este año por las restricciones de la COVID-19 no se han podido incorporar (camareras de piso, ayudantes de cocina, camareros...).




Más allá del compromiso de las personas voluntarias y los agentes de Cáritas durante la pandemia, la respuesta de Cáritas a las necesidades de esta emergencia está siendo posible gracias a la movilización social y a la explosión de solidaridad que la sociedad mostró desde el inicio. Esta corriente de solidaridad se ha traducido para el conjunto de las 70 Cáritas Diocesanas de toda España en el apoyo de 70.666 donantes, cuyas aportaciones han sumado 65 millones de euros.







En Salamanca, en 2020 aumentaron en un 38% las personas que colaboraron económicamente respecto al año anterior. Personas que colaboraron a través de las parroquias, de la web, bizum, campañas, etc. Actualmente contamos con el apoyo de más de 2.000 donantes. Recibimos el apoyo de instituciones, tanto civiles como eclesiales. Aumentando significativamente esta cantidad por la creación del Fondo Social de la diócesis de Salamanca, que se daba a conocer el pasado mes de julio por el Señor Obispo D. Carlos López.




El secretario general ha hecho hincapié en dos gestos importantes durante estos meses: “Por un lado queremos destacar el gesto de los párrocos de la diócesis que aportaron 60.000€ en torno al mes de abril. Por otro, la creación del fondo social, dotado con 500.000€. Ambos fundamentales para poder dar respuesta a las necesidades de las familias más afectadas por la pandemia. También recibimos múltiples donaciones de empresas, muchas de ellas en especie, muy importantes también para el mantenimiento de los centros residenciales. Además, 200 personas que quisieron apoyar con su tiempo, se incorporaron como voluntarias en los distintos proyectos.”Concluye.




Carmen Calzada, en nombre del equipo directivo de Cáritas diocesana de Salamanca agradece una vez más el apoyo recibido: “gracias al voluntariado, tanto a los que se mantienen al pie del cañón, en primera línea en los distintos proyectos, como a los que por prudencia se mantienen en un segundo plano y no por eso su compromiso es menos importante, porque a pesar de la distancia, nos sentimos más cerca que nunca. Gracias a los socios, donantes y colaboradores, porque si ellos todo el apoyo que hemos seguido prestando no habría sido posible. Gracias a los agentes de Cáritas, por su dedicación y su compromiso con los más vulnerables, que se ha puesto de manifiesto más que nunca durante este tiempo.”



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