Un estudio elaborado por cuatro alumnas del Grado en Logopedia de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) revela que nueve de cada diez personas han visto afectada negativamente su comunicación verbal y no verbal por el uso de la mascarilla y la distancia social. Otro de los factores que ha incidido de manera desfavorable es el incremento del uso de las plataformas virtuales entre los menores para contactar con los demás porque se pierde información sobre las emociones, sensaciones y actitudes al mermarse los movimientos corporales.
Lo que comenzó con una práctica de la asignatura ‘Sociolingüística’, se ha convertido en un estudio actualizado sobre la percepción del lenguaje durante la pandemia, en el que han participado 1.170 personas. Jone Rodríguez, Ana Ullán, Sara Rodríguez y Lorena Sarasua, estudiantes del Grado en Logopedia, realizaron una encuesta online para evaluar la influencia del uso de la mascarilla en la comunicación verbal y no verbal entre las personas.
Este trabajo parte de un cambio en la comunicación interpersonal. Durante el confinamiento domiciliario, las personas se comunicaban entre sí a través de los medios online. Así, este estudio indica que, del total de las personas encuestadas, un 72 % incrementó su uso de las plataformas digitales para contactar con los demás (familia, amigos, reuniones de trabajo, compañeros). De este porcentaje, destaca que son los menores de 20 años los que más emplean estas plataformas. Además, un 44,7 % de este colectivo reconoce haber descubierto nuevas redes sociales para comunicarse como TikTok, Meet,Tinder, Peopleo House Party.
Las personas encuestadas destacan también una merma de la comunicación en las reuniones virtuales ya que, al carecer de movimientos corporales, se pierde información sobre las emociones, sensaciones y actitudes de los interlocutores. Un 61,41 % de los encuestados considera que en las videollamadas no se respeta el turno de palabra y, un porcentaje similar reconoce que en las videollamadas los participantes no miran a la cámara y se pierde el contacto visual.
Pese a las múltiples posibilidades comunicativas de las plataformas virtuales, el 97,3 % de los 1.170 encuestados prefiere la comunicación en persona (verbal) frente a la digital (1,11 %) o escrita (1,54 %).
Problemas de comunicación verbal y no verbal
El uso obligado y prolongado de la mascarilla provoca problemas en la comunicación verbal. El estudio destaca que el 89,9 % de los entrevistados considera que su comunicación se ha visto perjudicada por el uso de mascarillas y un 32,56 % ha visto disminuido su nivel auditivo debido a la distorsión del sonido provocado por su empleo. En este sentido, las personas mayores son las más afectadas: el 40 % de los mayores de 60 años reconoce esa pérdida de capacidad auditiva.
Las alumnas de este estudio explican que la mascarilla incrementa la dificultad comunicativa porque el receptor del mensaje no puede leer las expresiones faciales. “La boca es uno de los órganos expresivos más importantes y no poder leer los labios provoca problemas de entendimiento y sensación de pérdida de información”, apuntan en el informe. Por ello, más del 91 % de los encuestados reconoce que pierde mucha información en sus conversaciones orales con mascarilla. Además, este aspecto es muy significativo en los niños pequeños ya que aprenden el lenguaje observando el movimiento articulatorio de la boca. En este sentido, el 93,73 % cree que la comunicación no verbal (gestualidad) se complica con las mascarillas porque merma el reconocimiento de la emoción. Además, la lectura de los labios permite entender mejor las conversaciones, así lo asegura un 94,9 %. Por ello, reconocen los gestos, los sonidos y los movimientos paralingüísticos como elementos importantes a tener en cuenta. Entre las respuestas obtenidas, el 85,5 % de los menores de 20 años considera que las manos y el cuerpo adquieren un papel fundamental para la comunicación, cifra que disminuye en los mayores de 60 años hasta un 66 %.
Barrera en la emisión de sonido, desgaste de la voz y merma auditiva
El uso de mascarillas conlleva también otras dificultades: suponen una barrera para la emisión del sonido y del ambiente. Esta sensación sobre el sonido supone la elevación de la voz para el 83,9 % de las personas y una exageración de la pronunciación (71 %). El uso de mascarillas ha provocado afecciones de voz en colectivos como los docentes, que se han visto obligados a aumentar la intensidad y el volumen de la voz para que sus alumnos los entiendan. Además, el desgaste de las cuerdas vocales, por forzar la voz, puede provocar patologías e incluso cirugía vocal, por lo que las futuras logopedas insisten en recurrir a especialistas que indiquen cómo cuidar la voz.
Una conclusión que se extrae de este estudio es el efecto que produce el uso de la mascarilla en las personas con dificultad auditiva. Las futuras logopedas ponen de manifiesto un empeoramiento de este colectivo. “Con la mascarilla, la población con hipoacusia, que se ayuda de los labios y de la expresión facial para entender, se ha sentido aislada socialmente y aturdida en todas las conversaciones”, afirman. En el caso de las personas mayores de 60 años la situación empeora ya que muchos de los que viven solos encuentran dificultades para realizar tareas cotidianas, como seguir el informativo en la televisión. En el caso de los niños con falta de audición, las alumnas manifiestan que provoca la disminución de su entendimiento en clase, lo que afecta al rendimiento escolar.
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