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Continúan las protestas por séptimo día consecutivo en las principales ciudades del país y la violencia policial sigue en en aumento.
Todo empezó en abril, cuando el presidente de Colombia, Ivan Duque, manifestó públicamente su intención de implantar una reforma tributaria en el país, la cual pretendía subir los impuestos con el objetivo de recaudar dinero para el estado. Entre otras medidas, también quería subir el IVA, sobretodo de los productos de primera necesidad, así como tomar decisiones económicas que perjudicaban, en su mayor parte, a las personas de medianos y bajos ingresos.
Asimismo, es relevante el hecho de que el país no está pasando por un buen momento económico, ya que solo en 2020 el PIB descendió un 7%, siendo esta la mayor caída de su historia. Además el paro superó el 16% y la pobreza monetaria alcanzó el 42,5%, por lo que dicha reforma contribuiría a empeorar la ya difícil situación de los colombianos.
Por ese motivo, el 28 de abril comenzaron las marchas, todas ellas pacíficas, con el objetivo de que el presidente se retractara sobre la reforma tributaria. El segundo día de protestas la cosa fue muy diferente, y la policía comenzó a cargar de forma violenta contra los manifestantes. Inicialmente hicieron uso de bombas de gas y cañones de agua para dispersar a la multitud, pero la situación empeoró cuando el 1 de mayo el gobierno ordenó la militarización y el despeje de las calles a toda costa, justificando las agresiones, las torturas e incluso los asesinatos que están teniendo lugar, pero eso no ha impedido que el pueblo siga manifestándose e incluso llame al parón nacional.
El pasado domingo el Ministro de Hacienda que impulsó la reforma, Alberto Carrasquilla, presentó su dimisión, y el presidente se retractó y afirmó públicamente que ya había enviado una solicitud para la modificación de la reforma tributaria, pero esto no ha apaciguado los ánimos. Ahora el pueblo colombiano ya no se manifiesta solo por el motivo inicial, también se manifiesta por las reformas sobre la salud, por la memoria de todos aquellos que han sido víctimas de los abusos policiales y por la dimisión de un gobierno que todavía no ha asumido la responsabilidad del gran numero de muertos y heridos que ya se cuentan por centenas.
Antes de ayer solo había una persona muerta, pero desde entonces se han registrado ya 1181 casos de agresiones por parte de la policía, 761 detenciones arbitrarias, 56 casos de uso de armas de fuego, 26 homicidios a manos de la policía, 12 ciudadanos que han perdido un ojo, decenas de desaparecidos y 9 mujeres que afirman haber sido víctimas de violencia sexual por parte de los antidisturbios.
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El pueblo colombiano se ve también desamparado, ya no solo por parte del resto de países y de las instituciones, sino también por la propia prensa colombiana, que en muchas ocasiones no ha mostrado la realidad a causa de estar al servicio del gobierno. Por este motivo, una persona anónima se puso en contacto con muchas personas influyentes del país, para que, haciendo uso de su poder mediático pudieran transmitir a todo el mundo la situación real que está viviendo Colombia.
Organismos públicos como la Fundación Internacional de Derechos Humanos y la ONU ya han mostrado públicamente su rechazo hacia la violencia policial, el uso excesivo de la fuerza y la violencia indiscriminada contra civiles. También las redes sociales, bajo el hashtag #SOSCOLOMBIA, han servido de ayuda para la difusión de información, así como de documentos gráficos, que han hecho que ciudadanos de todo el mundo se solidaricen con la situación de un país que, por desgracia, aún continúa en lucha.
Malena Sánchez
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