España es el país donde más "telebasura" se produce y consume a nivel mundial. ¿A qué se debe el éxito de este fenómeno en nuestro país?
¿Qué se considera telebasura?
Según la RAE, se denomina telebasura a un conjunto de programas televisivos de contenidos zafios y vulgares. Muchas páginas webs y diarios coinciden con la definición, y hacen especial hincapié en aquellos relacionados con la prensa rosa, los debates y los reality show.
Según los datos, en España la cadena con los índices de audiencia más altos es Telecinco, perteneciente al grupo Mediaset. Esta se caracteriza, precisamente, por crear ese contenido al que muchos se refieren como "telebasura". La isla de las tentaciones, Supervivientes, Gran hermano o Sálvame son algunos de los programas con más éxito de la cadena, y todos tienen una cosa en común: la invasión de la privacidad de las personas.
Tal y como afirman muchos sociólogos, el hombre es curioso por naturaleza, por lo que estos programas “de cotilleo” suscitan un gran interés entre millones de espectadores que pasan un gran número de horas frente al televisor. Este puede ser uno de los factores clave por los que triunfa este tipo de televisión en nuestro país. Asimismo, esto no es un fenómeno únicamente actual. Si bien es cierto que, debido a la expansión de los medios audiovisuales, las cadenas están plagadas de este tipo de contenido, el acto de querer "cotillear" sobre las vidas ajenas es algo muy humano que se remonta a las plazas de los pueblos, donde ya entonces la gente se reunía para comentar las intimidades de sus vecinos. Ahora, debido al amplio desarrollo de las tecnologías, la vida real ya no es suficiente y ese afán de "chismorreos" se ha trasladado a la televisión.
Si bien es cierto que este no es el único posible motivo, es algo a tener en cuenta. Además influye el elevado consumo de televisión que se hace en nuestro país. El consumo promedio diario de televisión en 2020 fue de 240 minutos (4 horas) por persona y día, según el informe 'Análisis de la Industria Televisiva-Audiovisual 2020' de Barlovento Comunicación, que comparado con países como China o Suecia donde el consumo diario no supera los 157 minutos, es un dato realmente preocupante.
También tiene relevancia el tipo de sector que consume este contenido, y es que según los datos la mayoría de las personas que ven este tipo de programas son mujeres entre 15–23 y 65–80 años en busca de entretenimiento. Este es un rango de edad muy diverso, por lo que las cadenas deben adaptarse a los horarios de perfiles muy variados. Este es el motivo por el que los horarios de emisión de estos programas se reparten a lo largo de todo el día, para que todas puedan disfrutar del contenido. Asimismo es remarcable el hecho de que estos son espectadores pasivos, y reclaman cualquier contenido que no implique un gran esfuerzo intelectual, independientemente de la calidad de este.
Otro aspecto que tienen en común dichos programas es su baja calidad y generalmente un escaso presupuesto (sin contar los sueldos de los participantes, que rozan lo irrisorio). La televisión de bajo presupuesto solo se consigue si millones de personas están 24 horas diarias consumido contenido, y no solo eso, si no también viendo sin chistar un gran número de anuncios. Además, a pesar de que se vendan como "realities" o programas en directo, todos ellos están exhaustivamente guionizados para que las polémicas y el "morbo" sean un factor siempre presente que atrape a los espectadores. Gracias a una tan abundante audiencia se obtiene un gran beneficio a través de este subgénero, por lo que a las cadenas televisivas les interesa seguir produciéndolo.
Cierto es que la televisión cada vez está perdiendo más fuerza como medio, ya que la expansión de internet y de las nuevas tecnologías ha contribuido a que muchos espectadores dejen de lado a la "caja tonta" para sumarse a la ola de las nuevas plataformas. Aun así, incluso en las nuevas redes se pueden hallar este tipo de formatos. "La casa del hype" (una pseudocopia de gran hermano emitida por youtube) o las polémicas entre los denominados "influencers" atraen la atención de millones de personas de todo el mundo. Esto nos hace pensar que, aunque la televisión llegara a extinguirse, los denominados "contenidos basura", seguirán existiendo.
En ese contexto se nos plantea una pregunta: ¿Somos víctimas de la telebasura o somos quienes la demandamos?
Malena Sánchez
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