Las redes sociales han supuesto una nueva forma de comunicarse entre los adolescentes provocando la aparición de un nuevo tipo de adicciones, las llamadas adicciones a las redes sociales y la adicción a Internet.
Los adolescentes adictos a las redes sociales experimentan un síndrome de abstinencia cuando no tienen la posibilidad de conectarse a internet, caracterizado por un intenso malestar emocional, inquietud, insomnio, irritabilidad e inquietud. En realidad, hay un efecto denominado bola de nieve ya que los problemas se extienden a todo el circulo del adolescente: salud, escuela, familia y relaciones sociales). El abuso de internet puede ser una manifestación secundaria a otra adicción principal o a otros problemas psicopatológicos como la fobia social, TOC o TDAH.
Según un estudio llevado a cabo por la Fundación Telefónica (2009), el 29% de los niños entre 6 y 9 años reconoce tener un móvil propio, y entre 10 y 18 años el 83%. Llamadas de voz (94,7%), llamadas perdidas (92,9%) y mensajes de texto (90,7%) era los usos más comunes. Escuchar música (71,4%) y los juegos (51,6%) los servicios más demandados.
Es importante recalcar que tanto los fármacos como la terapia psicológica, han logrado muy buenos resultados en el proceso del tratamiento de la adicción a las redes sociales. No obstante, antes de estructurar un programa terapéutico, el psicólogo debe tener en cuenta la posible presencia de otras dificultades psicológicas en el paciente, por este motivo, será necesario tener el historial clínico del mismo, sus antecedentes desde la niñez, estar al tanto de conflictos familiares y conocer si el joven ha tenido trastornos del ánimo, problemas con el autoestima o diversas dificultades para controlar los impulsos. El hecho de que antidepresivos o ansiolíticos funcionen para controlar esta adicción, es un indicativo de que el origen de la adicción a las redes sociales muchas veces es una depresión o simplemente ansiedad que incitan hacia la adicción.
En conclusión, el abuso de las redes sociales es un fenómeno preocupante en algunos casos, pero este hecho puede indicar la existencia de otras alteraciones (personales o familiares) que hay que saber detectar adecuadamente para plantear el problema en su conjunto.
Los jóvenes tienen que aprender a integrar las redes sociales virtuales con las relaciones sociales reales. La comunicación interpersonal requiere de un contacto cara a cara si no se quiere formar relaciones sociales ficticias que en algún momento terminan derrumbándose.
Manuel Diego Berrocal
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