La tendencia descendiente de la natalidad en nuestro país, ha aumentado aún más debido a la pandemia y a sus consecuencias sociales, políticas y económicas
Solo 23.226 bebés nacieron en diciembre del 2020, un 20% menos que el mismo mes el año anterior. Esta es la cifra más baja de natalidad en nuestro país desde 1941, según el INE. El confinamiento por el coronavirus ha provocado un desplome del número de nacimientos mensuales y los nacimientos en España han registrado un nuevo mínimo.
Actualmente la tasa de fecundidad en España es de 1,4 hijos, la segunda más baja de Europa lo que, según los expertos, supone un problema debido a que no se está cumpliendo el remplazo generacional (cada pareja debe tener un mínimo de 2 hijos para suplir los dos vacíos que ellos dejarán cuando no estén). Esto supondrá, a largo plazo, consecuencias nefastas para nuestro país, ya que con nuestra cada vez más envejecida población - hallamos que la esperanza de vida de las mujeres en España se encuentra en los 85,1 años; 79,7 en el caso de los hombres - se necesita del nacimiento de generaciones nuevas para poder sostener la economía del país entero.
Son muchas las causas de los descensos de la natalidad en España. Entre ellas se encuentran la crisis económica arrastrada de 2008 que se ha visto incrementada por la pandemia, la conciliación de la vida familiar y laboral, las largas jornadas laborales en puestos de trabajo donde se solicita un aumento de los permisos de paternidad y maternidad y el cambio de mentalidad general donde el proyecto de "noviazgo - boda - niños" se ha quedado desfasado a ojos de las nuevas generaciones, que ahora tienen una visión muy distinta con respecto a sus planes de futuro.
Y es que, en España, una de cada cuatro mujeres afirma que no quiere tener hijos, y cada vez está más socialmente aceptado que decidan no hacerlo. El porcentaje de las que no quieren ser madres se reduce a medida que aumenta la edad. Así, el 27 % de las menores de 25 años no quiere hijos, frente al 17 % de las que tienen entre 25 y 29 años. Y apenas una de cada diez mujeres mayores de 30 no quiere ser madre.
Actualmente España se encuentra se encuentra ante un 'suicidio demográfico'. ¿Qué significa? Que el déficit de natalidad está provocando la inversión de la pirámide poblacional y España lleva ya más de 35 años por debajo del nivel de reemplazo generacional. Esto, a la larga, podría reducir la producción económica y poner a prueba los sistemas públicos de pensiones y de bienestar social, ampliando la brecha entre el rico norte de Europa, donde las tasas de natalidad son más altas, y el sur del continente. Sin embargo, el descenso de la población podría traer consigo algunas ventajas para el ambiente y la calidad de vida de las personas, más allá de la economía.
Quienes se encuentran ahora en edad fértil, ya han hecho sus demandas para incentivar la natalidad, y entre estas exigencias se encuentran el aumento de permiso de maternidad y paternidad, flexibilidad de horario en el trabajo para una mejor conciliación y, por parte de los hombres, se pide también un aumento de los permisos y la fijación de una asignación.
Este problema demográfico está cada vez más latente en nuestro país y, la crisis derivada del COVID-19 ha creado más incertidumbre e inestabilidad, lo que hace que la perspectiva de futuro de la natalidad de nuestro país sea cuanto menos devastadora.
Malena Sánchez
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