El desarrollo de una comunidad a través de la cultura cinematográfica

Un territorio en el que no hay cultura cinematográfica no se puede desarrollar. 

Para que una comunidad se desarrolle es fundamental la participación de sus gentes en los distintos sectores de la misma. El cine, sensibiliza al espectador y lo ayuda a reconocerse como parte de una comunidad. El director Carlos César Arbeláez explica que el cine crea memoria e identidad cultural y restablece el tejido social. 

En París, el 28 de diciembre de 1895, August y Louis Lumière proyectaron ante el público imágenes en movimiento, fue el inicio de lo que hoy algunos lo llaman el séptimo arte. El cine surgió como un modo de entretenimiento y de expresión artística, que narraba historias animadas sin poder reproducir audio. Con el paso del tiempo, se observó que el cine no solo cumple esta función de entretenimiento, sino que es una herramienta que puede transmitir emociones vívidas al espectador, no solo una historia.

El cine admite a todo tipo de público gracias a la gran variedad de géneros: humor, drama, policiales, documentales, entre otros. Así, conocemos la historia y a las personas que han pasado por ella dejando huella, como son Oskar Schindler (La lista de Schindler), Irena Sendler (Los niños de Irena), Álngel Sanz Briz, (El ángel de Budapest) o Helena Studler (Red de Libertad) que dedicaron su vida a salvar la de otros durante el régimen nazi.

Como venimos diciendo, el cine que conmueve, el cine en el que nos vemos reflejados, el que permite conocer la realidad de un país, nos hace sentir parte de un grupo, de un paisaje, de una historia… 

Para que esto ocurra debemos ver buen cine, aquel que cuando hemos terminado la película ya no se es el mismo, porque te hace mejor persona. Ésta es la finalidad del cine, y del arte en general: mostrar una realidad para que en base a eso se formulen cambios que mejoren las condiciones sociales locales y mundiales.

Noelia Barrera Crespo

Graduada en Trabajo Social