El uso de "Big data" puede hacer el avistamiento de cetáceos más sostenible.
El proyecto surge de la mano de un grupo de profesionales canarios que ven con preocupación el exceso de avistamiento turístico de cetáceos en la isla. Pese a no ocasionarles daños físicos la actividad podría afectar psicológicamente a las especies marinas del lugar. La intención del estudio era calcular la frecuencia con la que las que las embarcaciones con estos fines atraviesan áreas determinadas. Los datos servirán para regular el transito marino y evitar someter a los cetáceos a un ambiente poco saludable.
La isla de Tenerife es un lugar privilegiado para el avistamiento de cetáceos. La localidad tiene la facilidad de disponer de un amplio fondo submarino muy cerca de la costa. En algunas zonas de la isla solo es necesario navegar unos cuantos minutos para lograr observa vida marina. En otras partes del mundo a menudo hay que navegar hasta dos hora para obtener el mismo resultado. Por ello, Tenerife se ha vuelto uno de los destinos más populares para realizar esta actividad. Sin embargo, biólogos profesionales advierten que esta acción no es del todo inofensiva para el medio ambiente.
Las ballenas, delfines y de más animales observados no sufren daños físicos en el proceso de avistamiento. Sin embargo, se ha demostrado que el ruido y el movimiento constante puede generar un estrés excesivo en los cetáceos. Para preservar la biodiversidad de la zona es necesario que se establezca un control sobre la actividad. A menudo las empresas turísticas realizan entre dos y tres excursiones diarias. Esto sumado a la gran cantidad de personas que se dedican a la actividad en la región termina representando una gran presión para los animales.
Para realizar el estudio fue necesario contar con los datos del movimiento marítimo en la zona. En este sentido, la mayoría de los barcos ya tenía instalado un sistema de identificación de navegación. Esta información era almacenada con alguna empresa de gestión de datos. Por ende, el cuerpo científico solo tuvo que recurrir a los datos archivados para realizar su investigación. Para ello se tomaron los datos de los últimos cinco años.
La intención de la Fundación es que estos datos sirvan como referente de la presión a la que son sometidos los cetáceos. De igual manera, se plantea que el método pueda ayudar a verificar que las empresas cumplen las normativas de sostenibilidad. La finalidad del estudio no es prohibir el avistamiento de cetáceos, sino medir la intensidad de ella. Así, se podrán adoptar las medidas necesarias para que la actividad sea sostenible. En este sentido, Javier Almunia, director del Loro Parque Fundación señaló que la población de cetáceos del sur de Tenerife es muy poco habitual. Por ello, es un patrimonio que hay que preservar.
María Andrea Sandia Perdomo
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