Sentada en la sala de espera de fisioterapia observo una gran fotografía de unas manos apoyadas en una espalda. Dicha foto me evoca una frase: " Las manos del mundo".
¡Cuántas y diversas formas de verlas y sentirlas!.
Manos grandes y encallecidas de trabajadores del campo, del mar, de la mina, de la obra… que guardan historias de antepasados, abuelos y abuelas que al amanecer van a por el pan de cada día; alegres unos,tristes y resignados blandiendo el desgarro, otros, pero con el corazón puesto en esos instrumentos de trabajo donde ponen su energía.
Manos cálidas que acarician, que bailan, que son capaces de sacar notas infinitas para componer bellas melodías.
Manos que sostienen, que dan gratitud y ofrecen consuelo a los desamparados, a los sin techos… incansables y desgastadas que al juntarlas oran una plegaria.
Manos de alfarero, de pintor, escritor… de madres y padres que al igual que los artistas modelan con cariño y amor su más preciada obra: sus hijos e hijas.
Manos de maestros y maestras que en los primeros años de escuela guían los trazos a manos pequeñas, inocentes, juguetonas y traviesas.
Manos que tocan otros cuerpos para sanarlos con dedicación, acompañamiento y atención; que no vacilan en levantar la cabeza para continuar sin descanso.
MANOS TODAS!. Negras, blancas,amarillas y rojas; sucias, limpias,sabias,erradas,libres, cautivas y mutiladas…de los cinco continentes que sostienen al mundo,guardan historias y unidas forman un solo corazón,un único sentir, una sola raza: La Humana.
Ana María Vidal Rivera.
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