Hay que aceptarlo: todos tenemos miedo a engordar. El sentimiento de aversión a subir de peso nos recorre a todos. Esto, en parte, a los estándares de belleza occidentales que apunta siempre a la delgadez. Sin embargo, en parte esto también se debe al miedo de lo que implica ser gordo.
Desde que somos pequeños vemos como a las personas gordas se las humilla o señala. El peso parece un motivo válido para discriminar. “Nadie quiere una cita con la gordita de la clase” y las comparaciones con animales como “vaca”, “cerdo” o “puerco” están a la orden del día. Y esto no solo en la infancia incluso en la adultez las personas subidas de peso deben enfrentarse a un montón de burlas y adjetivos despectivos. El mundo actual prioriza la belleza y la inmediatez. En medio de ello, todo lo que es grande y pesado parece estorbar, incluso aunque hablemos del personas.
Pasaron años para que se hablara por primera vez de racismo o machismo. Incluso, poco a poco el concepto de homofobia se ha hecho palpable en nuestras conversaciones. Sin embargo, sobre la discriminación a las personas con sobrepeso que sabemos ¿desde hace cuánto hemos empezado a hablar de gordofobia?, ¿Cuántos conocemos este término? ¿Cuántas campañas hay para visibilizar y ayudar a las personas subidas de peso?
La gordofobia: ¿Qué es y cuando recurrimos a ella?
Tal como el racismo, la homofobia y la xenofobia, la gordofobia consiste en una aversión a las personas que tienen una determinada característica o condición. Representa un sesgo personal. Es decir, los individuos gordofóbica tienen en su cerebro un montón de conceptos preaprendidos sobre las personas con sobrepeso. Este tipo de pensamientos les generan una percepción negativa de las personas gordas.
Dentro de esta tendencia mental la persona no analiza particularmente a su víctima, sino que le asigna características comunes. Por ejemplo, para una persona gordofóbica todos los obesos son perezosas y sin fuerza de voluntad. En este sentido, la característica se aplicará a cualquiera que no pueda controlar su peso. Esto sin importar si hay algún problema hormonal o fisiológico que ha desencadenado la enfermedad.
En lo referente, la gordofobia es un problema de la persona que sufre del sesgo. Este tipo de conducta se pueden observar principalmente a través de los prejuicios. Es decir, si antes de conocer a una persona ya estamos emitiendo juicios sobre ella basados en su aspecto físico estamos cayendo en este tipo de sesgo. En este sentido, la conducta no va de la mano de la de la realidad, sino de menospreciar a una persona por ser gorda. Es decir, darnos cuenta de que una persona que apreciamos está por encima de su peso ideal e incentivarla a tomar hábitos más saludables no es gordofobia. Al contrario, burlarnos de ella, culpabilizarla y menospreciarla sí lo es.
En este sentido, luchar contra la gordofobia no tiene que ver con “normalizar el sobrepeso”, sino con respetar a las personas que sufren condiciones de salud distinta. La obesidad es un problema de salud tal como muchos otros. Es una enfermedad, un trastorno alimenticio, que en una gran cantidad de los casos tiene una raíces psicológica y está anudada a circunstancias físicas particulares. Sin embargo, pocas veces pensamos en los obesos como personas que necesitan apoyo médico. Al contrario, a menudo tendemos a culparlos.
“No es cuestión de discriminación es cuestión de salud” uno de los tantos argumentos vacíos que utilizamos para justificarnos:
En las últimas décadas la obesidad se ha disparado en todo el mundo occidental. Ya para 2016 la OMS alertaba que los casos de sobrepeso se habían triplicado desde 1975. Para la fecha se estimaba que más de 1.900 millos de mayores de edad sufrían sobrepeso. De estos, unos 650 millones se podían considerar obesos. Mientras que, para principios de este año el Estudio Nutricional de la Población Española estableció que un 53% de los españoles sufre de sobrepeso. De esta estadística un 22% corresponde a personas aquejadas por obesidad. Este fenómeno representa un problema de salud grave para la población. No obstante, contrario a lo que creemos la gordofobia no ayuda a mitigar el problema. Al contrario, lo aseveran.
Creer que burlándonos de las personas gordas incitaremos a la población a no sufrir sobrepeso es como creer que si nos burlamos mucho de un homosexual se volverá hetero. Este tipo de conductas no sirven para ayudar a las personas a rebajar. Al contrario, reafirman la raíz psicológica del trastorno alimenticio y llevan a la persona a un ciclo de baja autoestima, ansiedad y culpa que le impide enfrentar a la situación. En este sentido, una persona con una percepción positiva de sí misma tiene más posibilidades de comprender lo que le hace daño e intentar cambiarlo que una con aquejada por la sensación de insuficiencia.
El caso de los maniquíes XL de Nike un claro ejemplo de gordofobia en las redes:
Desde hace un tiempo, muchas empresas han optado por apuntar a visibilizar los cuerpos no normativos. Entre ellos aquellos de personas que tienen algunos kilos de más. Sin embargo, cada vez que sale alguna portada de revista con una modelo subida de peso una oleada de críticas se dispara. “No es tema de discriminar es cuestión de salud” aseguran muchos mientras esconden sus estereotipos detrás de argumentos “de preocupación”.
La ironía de este tipo de frases viene cuando la empresa de indumentaria deportiva Nike apunta por un maniquí talla XL y una parte de la población se escandaliza. Muchos acusan a la empresa de “exaltar la obesidad”. Paradójicamente, parece que los gordos (a quienes se les incita a bajar de peso) no pueden usar ropa deportiva. O al menos, no deben sentirse representados dentro de este sector. Y es aquí, con este tipo de comentarios, cuando vemos estas personas no están interesadas por la salud de quien padece el problema.
Foto de Polina Tankilevitch en Pexels. Fuente: elmostrador.cl.
María Andrea Sandia Perdomo
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