La reunión celebrada en Ginebra el viernes entre el secretario de Estado de EE.UU. y el ministro de Exteriores ruso terminó con una disposición de ambas partes a seguir en la negociación. Todavía hay margen para forjar acuerdos en materia de control de armas, sobre despliegue de misiles, maniobras militares, medidas de transparencia. Aunque, Moscú ha dejado claro que lo prioritario son otras cosas, calificando como líneas rojas exigencias -como la no expansión de la OTAN- que Occidente considera inasumibles.
En el plano militar, nadie en Occidente se plantea combatir. Sí, en cambio, es posible que se incrementen los suministros de armas a Ucrania, que ya se producen por parte de EE.UU. y Reino Unido, por ejemplo. En el plano de las sanciones, Washington y los europeos llevan semanas intentando perfilar respuestas, tratando de transmitir una sensación de unidad y avisando que serán de gran intensidad, con la esperanza de que resulten disuasorias.
Por superioridad militar y características de la zona de actuación, Moscú dispone de diversas opciones para seguir en la escalada. El despliegue militar es de tal tamaño que es difícil pensar que Putin lo retire sin obtener algún tipo de éxito.
Origen del conflicto en Ucrania
El origen del conflicto en Ucrania estalla en 2014, cuando Rusia respondió militarmente al cambio de Gobierno en Kiev. Rusia, que considera un interés estratégico vital la permanencia de Ucrania en su órbita de influencia, participó de forma semiclandestina en Crimea, que más tarde anexionó, y fomentó el separatismo en la región del Donbás, alimentando un conflicto armado que se considera que ha causado unos 14.000 muertos desde su inicio.
La crisis se ha precipitado por el paulatino despliegue por parte de Rusia de soldados y medios en la frontera con Ucrania y la publicación a mediados de diciembre de unas radicales peticiones a la OTAN y a EE.UU. sobre la estructura de seguridad europea. Estos motivos por los que el Kremlin ha optado por esta escalada ahora son objeto de debate.
En clave ucraniana, varios expertos coinciden en determinar como señales que, en los meses anteriores, indicaron la determinación del Gobierno de Kiev de perseguir un rumbo independiente frente a Moscú.
En el contexto internacional, los expertos opinan que la tesitura global (EE.UU. con China como prioridad y la UE debilitada por sus divisiones internas) pueden haber motivado a Putin a actuar.
Objetivos de Putin
Entre los objetivos oficiales comunicados por Putin se encuentra la búsqueda por Moscú de renegociar el tablero de seguridad en Europa. A mediados de este pasado mes de diciembre publicó dos propuestas de tratados con EE.UU. y con la OTAN repletos de condiciones muy exigentes. Entre ellos, la Alianza debería asumir el compromiso de no ampliarse más, sus países miembros originales no deberían desplegar fuerzas militares en los nuevos miembros. El cambio del equilibro estratégico en Europa es una vieja reivindicación de Moscú, planteada en diversas ocasiones, de forma hasta ahora infructuosa.
Sin embargo, en Occidente hay un gran debate sobre los objetivos no declarados por el Kremlin. Está muy extendida la opinión de que Putin no solo quiere evitar la deriva de Ucrania u otros países de la antigua URSS hacia Occidente; también quiere evitar que logren una democratización exitosa.
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