La tarde del 20 de octubre en Alba de Tormes quedará grabada en la memoria de los aficionados, quienes vivieron una jornada de emociones intensas con Ismael Martín como protagonista.
Desde su primera aparición, Martín levantó a los tendidos con una larga cambiada y un toreo de capote de rodillas ante su primer toro, Cariñoso. La plaza se puso en pie varias veces, mientras el eco bajo la cubierta multiplicaba el clamor de la afición. En el tercio de banderillas, Martín mostró una valentía desbordante, templando al toro con maestría. Aunque Cariñoso fue tardo y reservón, Martín se impuso en la faena con firmeza y una gran estocada que le valió dos orejas. En su segundo turno, la historia se repitió: tras una lidia complicada por la bravura de su oponente, volvió a cuajar una actuación soberbia que culminó con otra estocada certera y la concesión del rabo.
Diego Ventura, por su parte, tuvo una actuación magistral en el cuarto de la tarde. Aunque su primer toro, de la ganadería de Murube, fue noble pero acabó yendo a menos, Ventura se redimió con una lidia ejemplar ante un toro huidizo y manso que terminó imponiéndose a base de temple y dominio, cortando dos orejas.
Emilio de Justo también firmó una tarde de éxito, aunque su actuación se vio condicionada por la mala suerte en el segundo de la tarde, Carterito, que se partió un pitón y se lastimó una mano nada más salir. Pese a las dificultades, De Justo dejó una gran estocada en su segundo toro, Marcador, que le permitió cortar dos orejas más y asegurar su salida a hombros junto a Ventura y Martín.
La tarde tuvo momentos de angustia durante el tercio de varas, cuando el picador Nicolás Martín sufrió una aparatosa caída tras una inesperada reacción del caballo de picar. El susto fue mayúsculo, pero afortunadamente no hubo consecuencias graves.
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