"Presos de una pasión", así fue el tifo que desplegó la afición en el partido de Copa del Rey, disputado ayer contra el Alcorcón. Además define a la perfección el sentimiento que tienen muchas personas, no solo por un escudo, sino por volver a ver un partido de este calibre. El Helmántico volvió a ser testigo de un encuentro de Copa del Rey después de tantos años, el último fue el que disputó el Guijuelo contra el Atlético de Madrid.
La afición acogió al equipo como siempre, con el cariño y apoyo que se merecen, y unidos por un sentimiento. Y es que sin saberlo, ya iban ganando.
El Salamanca UDS recibió a un Alcorcón que no ha empezado muy bien la temporada, pero también con un Salamanca que le ha costado puntuar en casa. Los de Jehu cambiaron el chip y contra el líder se vio a otro equipo, al de verdad. Lo mismo ocurrió en la noche de ayer contra el Alcorcón, la entidad charra fue la que dominó la mayor parte del encuentro.
Juancho hacia maravillas, que ha convertido los costados del Helmántico en su patio de juegos; y con la colaboración de Souley, que fue el mejor guardaespaldas. Por su parte, en el centro del campo, Cristeto fue el primero en provocar que los aficionados se llevaran las manos a la cabeza con un tiro que se marchó desviado por muy poco.
El Salamanca UDS salió a jugar, a pesar de que los madrileños entorpecieron más de la cuenta el ritmo de los salmantinos. Los aficionados (y periodistas, me incluyo) vieron como cada vez estaba más cerca el gol, que se podía conseguir pero, sobre todo, volver a aquellos maravillosos partidos que se vivieron antaño en el Templo.
Hay que ser profesional en tu trabajo, pero es muy difícil no contenerse cuando ves como uno de los equipos de tu ciudad está disputando la Copa del Rey y puede clasificarse a la siguiente ronda. Además del aliento y el calor que ofrece la afición salmantina, que nada tiene que envidiar a las de Primera (aunque la del Helmántico sigue siendo de Primera).
La segunda parte fue de tensión y de las piernas inquietas, los visitantes tuvieron más llegadas, y a más de uno se nos pasó por la cabeza la posibilidad de no clasificarse; hasta que entró Caramelo.
A falta de diez minutos, las puertas del manicomio las abrió el extremo salmantino, que fue el encargado de marcar el gol para que se desatara la locura en el estadio. El equipo lo merecía, pero no se trata solo de merecerlo, sino de aprovecharlo. Mencionar también la parada en dos tiempos de Eric al final del partido, que habría supuesto un golpe muy duro para muchas de las personas que estaban siguiendo al equipo.
Más de uno dirá que esto ya no es la Unión Deportiva Salamanca y demás comentarios. Ayer vi un comentario de un aficionado que seguía tanto a Unionistas de Salamanca y al Salamanca UDS, ¿por qué? Seguramente porque ame el deporte charro y quiera ver a los equipos de su ciudad en lo más alto.
Atrás quedan esos años donde el Salamanca estaba en Primera y el deporte salmantino vivía sus mejores años, pero el sentimiento jamás se ha ido y la afición lo sigue demostrando. "Otra vez en Primera volverán a ver a Papá", el 4 de diciembre en el Helmántico.
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